Autor : Roberto Restrepo Ramírez
La casa Cadavid. Las grecas del café El Troncal. Las puertas de hierro forjado.
La cultura popular, la arqueología y la ciencia espacial, en Montenegro, un municipio especial.
Montenegro es una de esas ciudades del Eje Cafetero que despierta al turismo con visos de imaginación, investigación, ciencia y tecnología. Pero también se mantiene, en su dinámica interna, la revitalización de la tradición dancística. Esto último es evidente con los bailes populares, que se disfrutan plenamente los sábados, en su parque principal, donde además se vive el ambiente de la francachela campesina. Por lo cual se ha ganado este municipio un apelativo, “Asiento de la cultura cafetera”. Corresponden estos determinantes a una faceta que poco ha llamado la atención del liderazgo turístico y administrativo, si bien ello se encierra en el espíritu del Paisaje Cultural Cafetero de Colombia, como uno de los Patrimonios de carácter mundial que posee el país. Pero no se considera en los niveles de conocimiento y de difusión para la transmisión de este factor, que se conoce también como la cultura popular.
En un recorrido especial - que se sugiere hacerlo desde el sector de partida hacia el municipio de Circasia - el visitante encuentra otros atractivos de este corte. Son desapercibidos y poco valorados, porque pertenecen al ingenio de la cotidianidad artesanal y al registro del Patrimonio Cultural Inmaterial. Me refiero a la visualización de una silla elaborada de herraduras, que se encuentra exactamente frente a la Estación de Bomberos y diagonal al Instituto Montenegro. Hace meses perteneció al entable de una tienda tradicional llamada ‘Jacabri’. Pocos la admiran, lo que ofrece el riesgo de perderse definitivamente, ya que es un rasgo al que no se le ha asignado su importancia, dentro de una escala de valores del turismo convencional.
Al llegar al parque principal, un café llamado ‘El Troncal’ es visitado por los montenegrinos tradicionales que desean saborear todavía el tinto de antaño, el que se prepara en la greca centenaria. Es allí también, en los bajos de otro símbolo arquitectónico de Montenegro, llamado la Casa Cadavid, donde se aprecian dos detalles más de la remembranza pueblerina. Son un grabado en el piso y la disposición de varias puertas de rejas de hierro forjado. Su importancia histórica radica en dos hechos más. La talla en rodillos de madera, hace casi un siglo, de diseños diversos, como la flor estampada en el piso de este establecimiento público, pues ese cilindro se rodaba en la capa de cemento fresco. Mientras que las puertas se constituyen en la supervivencia que denotaba la conexión, de aquellos locales de expendio de bebidas o de billares, con la calle y el exterior, a través de las rejas que presentan las formas geométricas logradas en la forja del metal.
Las 2 manifestaciones anteriormente citadas han sido hoy rescatadas por estudiosos, que desean entenderlas en el contexto de la creación de sus artífices. La artista montenegrina Elena Vargas Tisnes lo obtuvo en 1997 con el calco de los últimos andenes e interiores grabados. Y los arquitectos y estudiantes de algunas universidades, que descubren en la disposición del bar o el cafetín, el sentido vernáculo de los sitios de encuentro, presente en esos escasos lugares de las plazas municipales del Quindío y que presentan todavía puertas de rejas metálicas.
Un segundo espacio, para la segunda faceta, está ubicado exactamente en el centro del municipio -al interior de la Casa de la Cultura- y pertenece a la órbita arqueológica. Es la evidencia de cultura material más antigua del territorio. En tanto ese objeto se considera un artefacto más, de una colección de cerámica prehispánica más, se suma a ello la percepción de poca importancia para la consolidación de una ruta cultural significativa, a partir de su observación. Tal pieza milenaria podría despertar la atención de grupos escolares y también se constituiría en un punto de interés central, a partir de la exhibición de la más lejana manifestación de piedra tallada por el ser humano en esta región. Es llamada “punta de proyectil” por los arqueólogos. Su contemplación sería el recuerdo de una visita inolvidable. Porque aquella pieza lítica tiene una edad estimada de nueve mil años de antigüedad. Y, sin embargo, se ignora allí, al interior de una vitrina, en la soledad de un salón escasamente visitado por turistas y habitantes locales.
El tercer lugar de Montenegro, que representa la otra faceta del potencial turismo, está en la dirección opuesta de la desaparecida tienda Jacabri. Se encuentra en la salida para el Parque del Café y el corregimiento de Pueblo Tapao. Si bien ese lugar, llamado Parque de la Familia “Javier Correa Zapata”, es actualmente el atractivo de diversión y esparcimiento más visitado de la zona urbana, allí, 2 emplazamientos deberían captar igualmente el interés turístico. Se trata del barranquismo más bello del Quindío. Nos lo dejó como legado monumental el escultor Efrén Fernández Varón. Este artista popular, ya fallecido, lo plasmó para recordar el sentido de convivencia grupal y con el ánimo de destacar la importancia de la familia en la historia. Se titula “Transculturización”.
El otro aspecto relevante se halla al interior de las instalaciones físicas del Parque de la Familia, desde hace ocho años. Es un conjunto de elementos y adecuaciones instaladas, basadas en la tecnología aeronáutica. Parece increíble que, desde hace tanto tiempo, un proyecto de tal envergadura duerma el sueño de los justos. Se cristalizó -y así lo conocí hace un lustro- en la instalación de varios salones, conectados para orientar al visitante -y preferiblemente al estudiante- en el mundo de las ciencias espaciales. Llama la atención su bóveda celeste. Se dispone ella en el plano superior de un pequeño auditorio y donde -gracias a la proyección visual hacía el techo- los espectadores se maravillan con el recorrido luminoso que representan las estrellas y los planetas.
El Centro Interactivo de Ciencias Espaciales, Tecnología e Innovación es el nombre con el cual el grupo de emprendedores del Parque de la Familia ha direccionado ese interesante proyecto, liderado por la Junta Directiva de la Sociedad de Mejoras Públicas. Es esta la entidad cívica que quiere solidificarlo para el desarrollo de un tipo de turismo diferente.
Con la asesoría científica de César Ocampo Rodríguez, ingeniero espacial adscrito a la NASA, el acompañamiento de la Facultad de Ingeniería Espacial de la Universidad de Antioquia y la colaboración de otras universidades de la región, también se ha logrado instalar otra habitación, donde se encuentran un traje de astronauta, paneles informativos sobre la ciencia aeroespacial y modelos a escala de cohetes. Es, si se quiere, el recinto de la ciencia para potenciar al turismo diferente. Es también la puerta abierta para otros aprendizajes de la niñez y de la población escolar.
Una serie de conferencias llevadas a cabo el día 23 de junio de 2022, la sensibilización dirigida a los departamentos vecinos y el cubrimiento de todos los municipios del centro del país - en el campo del desarrollo científico - coloca a Montenegro en otro sendero potencial del turismo cultural. No obstante, como lo anotó el Magazín montenegrino “El amigo del pueblo”, edición número 46, este proyecto no se consolida aún:
...Tuvo la asistencia del equipo de asesores de Colciencias y pasó el tamizado que suele ocurrir en estos casos, al ser aprobado y elegido entre muchos otros participantes, pasó al OCAD, Planeación Quindío, pero hasta el momento ninguno de los gobernantes ha querido vincularse, por el contrario, lo ignoran”.